Tenemos por costumbre quejarnos de las cosas que damos por sentadas. Es el caso del proceder de los caseros (aquellas personas que nos rentan una vivienda) cuando tenemos algún problema relacionado con ella.
He sido la primera que ha padecido su mal hacer y su dejadez a la hora de solucionar trámites o reparar imperfectos. Normalmente he tenido que esperar días o incluso semanas e insistir para que todo volviera a buen cauce.
Al llegar a Alemania y alquilar una vivienda esperaba que su buen hacer en la producción se reflejara también en este punto. Pero no es así, ni mucho menos.
Y es que aquí tienen una forma de pensar muy distinta a la que tenemos en España: Cuando una persona te alquila su casa se desentiende prácticamente de todo. Sólo en casos muy 'graves' se le puede 'molestar' para que se ocupe del asunto.
Es decir, que si por ejemplo la calefacción deja de funcionar en pleno invierno se le puede avisar para que encargue a alguien que lo repare. Caso contrario ocurre si aparecen, por ejemplo humedades o si el grifo no funciona del todo bien... En estos casos más vale ser un 'manitas' o convertirse en uno rápido, ya que es el inquilino el que tiene que hacerse cargo. Y si no sabe o no puede, el coste porque lo haga un tercero no será pequeño.
Y no sólo eso. Si en la comunidad deciden hacer mejoras: poner un ascensor, arreglar la escalera o poner un timbre nuevo... El casero pagará la mayor parte pero no toda. El inquilino, de nuevo, tiene que pringar, como si fuera su propia casa, sin serlo en absoluto.
Ahora entiendo porqué los alemanes se sorprendían cuando avisaba a mi casero para que reparara todo y se hiciera cargo de los gastos. Tarde pero seguro. Esta es una de las pocas cosas en las que, a mi parecer, vamos por delante. Esperemos no perderla con tanta reforma...
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