En realidad, no hay nada parecido a los chinos (entendida esta palabra en toda su extensión y no sólo como la denominación del origen de ciertas personas).A base de tesón y paciencia hemos podido ver cómo en los últimos años los chinos se han hecho con una gran parte de los negocios en España.
Aún recuerdo como hace unos quince años nos parecía de lo más exótico el restaurante de comida china que abrían cerca de nuestra casa.
Quien más, quien menos, todos pasamos alguna vez por aquel lugar para saber qué nos traín desde el lejano oriente. Nada hacía presiagiar lo que ocurriría años más tarde. Ahora lo raro es encontrarse una ciudad (y si me apuras, un pueblo) sin un establicimiento regentado por chinos.
Y es que su amplia variedad, su bajo coste y sus horarios casi ilimitados hacen la competencia casi imposible para el resto.
Aquí en Munich no están tan asentados (al menos de momento. Las leyes alemanas han sido más inteligentes y precavidas en este sentido).
Su pseudosustituto son los turcos. Ellos son los que tienen tiendas de alimentación de lo más variado y con horarios algo más flexibles que el resto.
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