Pese a ser una persona a la que le encanta el invierno tengo que decir que hasta ahora no estaba acostumbrada a tan bajas temperaturas. El hecho es que día sí día también amanece con las calles nevadas, estampas preciosas por doquier y... suelos que resbalan, metros que se colapsan y cuerpos que se resienten.
Para evitar caer enfermo (algo que es casi inevitable) es más que recomendable hacerse con una camiseta y plantillas térmicas, unas buenas botas, gorro y guantes.
He vivido en mis propias carnes lo que supone ir abrigado (como lo haríamos en Madrid. Está claro que en España también hay zonas donde hace frío. Y mucho. Pero aquí es algo natural hablar de 20 grados bajo cero y alegrarse por alcanzar los -6 grados). Además es una constante. De vez en cuando allí nieva y es casi un acontecimiento, pero aquí es a diario.
De todas maneras si alguno cae en la trampa de pensar que trae en la maleta ropa de abrigo (sin ser así) os diré que cuentan con unos caramelos para quitar el dolor de garganta que funcionan bastante bien. Y el resto, como en cualquier otro sitio: reposo, medicinas, mucha agua...
Queda mes y medio de frío invernal, según las estimaciones y teniendo en cuenta lo ocurrido en años anteriores. Esperemos que con el sol y unas temperaturas más elevadas la gente de aquí se anime más a salir a la calle.
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